La Vejez de un Capullo

Fri, Oct 10, 2008 2-minute read

El siguiente poema lo ha escrito una de las personas más importantes de mi vida, una de las que más quiero y una de las inspiraciones más grandes que existen para mí.

La Vejez de un Capullo

Cuando te miro y te veo tan triste
puede ser porque vas para abajo enristre.

Cuando te veo apenado
será por lo mucho que te has bajado.

Entonces ya no me río
porque te veo en lo más profundo del río.

Ni siquiera estoy risueño
pensando en tu profundidad.
Hasta estoy perdiendo el sueño,
yo no sé por qué será.

Cuando te veo tan hondo
habiendo sido tan cachondo.

Esto no lo concibo
habiendo sido tan activo.

No es que seas un fracasado
si no que de repente te has bajado.

Grandes motivos tendrás,
no lo vamos a discutir.
Pero tú sí que sabrás
que esto me hace sufrir.

A qué parte del mundo quieres ir,
no ves que ya no puedes servir.

Me dices que me conforme.
Hay que ver las cosas que me dices tan enormes.

Cómo me puedo conformar,
si esto es mucho peor que la marcha atrás.

Cuando quiero subir a la montaña,
al llegar a la ladera,
ya estoy como una simple caña,
pues se me acaba la madera.

Me dices que eso es la naturaleza,
pues a mí me duele la cabeza.

Si este bisturí atrevido
no estuviera tan inerte
y pudiera verse tan erguido
podría decir muy contento he tenido mucha suerte.

Pero las cosas son como son,
y aunque yo me toque el tambor,
no queda ya ningún son
ni tampoco ningún sabor.

Que me tengo que conformar ya lo veo
pero tú has de comprender que yo no lo deseo.

Esta ha sido la gran historia
de un capullo que floreció,
que ha perdido su memoria
y jamás la recuperó.